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lunes, 10 de noviembre de 2014

Constelación Orión

En mi caso, Orión es sinónimo de frío. ¿Son más bonitas las noches de verano o de invierno? En mis inviernos está Orión, y eso es un punto a favor para él.
Me consta que muchos me leéis desde el hemisferio sur y claro, para vosotros es justo al contrario, quizás asociais Orión con el verano. Además veis la figura invertida.
Si tuviera que elegir la constelación más bonita del cielo seguramente diría Orión, sin embargo a la constelación que más "cariño" le tengo es a Lira con su brillante estrella Vega, de la que hablé aquí hace años.


Como decía, Orión es sinónimo de invierno. Es bonito acostarse habiendo mirado un rato esta espectacular constelación. Menos bonito es levantarse a las 6:00 de la mañana y encontrarte que Orión sigue muy tranquilo por el cielo mientras tú estás "muerto" de sueño y no tienes ninguna gana de salir a la calle para "hacer las cosas que hay que hacer". Pero anima igual que anima ver la Luna al amanecer.

Sí, tenía ganas de soltar un poco de literatura...
Y después de contaros este rollo, os hablo de Orión.

Sin duda, lo que más destaca de Orión es que está formada por estrellas muy brillantes y es muy fácil de encontrar en el cielo. Además es una constelación enorme, dando sentido a la mitología griega, que dice que era un gigante. Existen varias versiones del mito de Orión.
Una de ellas cuenta que Orión había violado a Mérope, hija de Enopión, quien por ello, lo dejó ciego. A Orión se le devolvió la vista y se convirtió en cazador. Prometío aniquilar todo animal que hubiera sobre la Tierra, por lo que Gea (diosa que personifica la Tierra) se enfadó e hizo nacer un escorpión enorme que le picó y lo mató.
Otra leyenda cuenta que Orión acosaba a las Pléyades, por lo que Zeus las colocó en el cielo. Todavía Orión sigue persiguiéndolas.
En cualquier caso, este Orión no es que tuviera muy buena fama...



Sus estrellas están muy alejadas entre sí. La más cercana está a 70 millones de años luz, y la más alejada a 2.300 millones. La más brillante es Rigel, a 900 años luz y 40.000 veces más brillante que el Sol. Otra estrella es Betelgeuse, que podría ya estar muerta, y si tenemos mucha suerte podríamos ver sus "restos" en el cielo, una supernova. Además, bajo las tres estrellas del Cinturón se observa una débil mancha, la nebulosa de Orión.

Sin duda no se entiende un invierno boreal ni un verano austral sin la presencia del cazador Orión.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Marte: Monte Olimpo

Hoy viajamos a Marte para hablar del mayor volcán del Sistema Solar, el Monte Olimpo.


Se eleva hasta 27 km sobre la superficie marciana, es decir, más de tres veces el pico más alto de nuestro planeta, el Everest. 
Su base tiene un diámetro de 600km y su cráter de 80km. Para hacernos una idea de lo enormemente ancho que es, aquí pongo una comparación con la península ibérica.


Si pisáramos suelo marciano no seríamos capaces de ver su silueta. Lo único que veríamos sería una pared vertical hacia el cielo. 
Del mismo modo, si consiguiésemos escalar hasta la cima, no podríamos ver el suelo desde allí.


No fue hasta 1971 cuando la Mariner 9 nos descubrió qué era verdaderamente esta maravilla de la naturaleza.

sábado, 15 de marzo de 2014

¿De dónde venimos?

¿De dónde venimos? Es una de las preguntas que siempre se ha hecho la humanidad y se hará. En mi opinión, nunca sabremos la respuesta, siempre hay un "antes". ¿Qué había antes de esto? ¿Y antes? Y si nos dicen que eso siempre estuvo ahí, ni el que te lo dice ni tú podéis entenderlo porque el concepto de eternidad es inentendible.
Sí podemos acercarnos un poco a la respuesta, aunque eso conlleve a que surjan incluso más interrogantes. Algunas personas prefieren vivir sin echar mucha cuenta de ello, pero yo no puedo. Solo con mirar el cielo la pregunta te viene sola a la cabeza. ¿Cómo se creó todo esto que está a mi alrededor y de dónde procede?



El origen del universo es el momento en que aparece toda la materia y energía que actualmente existe. No sabemos con certeza total qué pasó, pero la teoría más aceptada por la ciencia actual es la teoría del Big Bang. Esta teoría es "fácil" de entender.
En 1929, Edwin Hubble publicó un análisis en el que se verificaba que los espectros de la mayoría de nebulosas y cuerpos celestes en general mostraban un corrimiento hacia el rojo, es decir, todos esos cuerpos se estaban alejando de nosotros. ¿Y qué es esto de corrimiento hacia el rojo? 


Hay que remontarse a Isaac Newton. Este genio descubrió que cuando la luz atraviesa un trozo de vidrio triangular, la luz se divide en los diversos colores que la componen, como el arco iris. Al enfocar con un telescopio una estrella o galaxia, podemos observar su espectro de luz. 
Más adelante, en los años 20, los astrónomos empezaron a estudiar las estrellas de otras galaxias, y encontraron que estas estrellas poseían los mismos conjuntos característicos de colores ausentes que nuestras estrellas "cercanas", pero desplazados todos ellos en la misma cantidad relativa hacia el extremo del espectro correspondiente al color rojo. Y para entender qué quiere decir esto, tenemos que entender también qué es el efecto Doppler.

La luz visible consiste en ondas del campo electromagnético. La frecuencia (número de ondas por segundo) de la luz es altísima. Distintas frecuencias de la luz son lo que el ojo humano ve como diferentes colores, correspondiendo las frecuencias más bajas al extremo rojo del espectro y las más altas, al extremo azul. Ahora suponemos que la estrella se mueve hacia nosotros. Si volvemos a medir la frecuencia, ésta va a ser mayor, porque la distancia a nosotros es menor, también lo es el tiempo entre cada dos crestas. Explicado más fácil, al haber menos espacio entre nosotros y la estrella, las ondas se comprimen, y esto nos lleva a que el espectro nos indique un corrimiento hacia el azul. Si de lo contrario la estrella se aleja, la frecuencia es menor, la distancia es mayor, por lo que las ondas se "alargan", y esto conlleva que el espectro de la luz de la estrella esté desplazado hacia el rojo. Pues bien, "casualmente" prácticamente todas las estrellas mostraban un corrimiento hacia el rojo.


Esto nos lleva a pensar, que todo se está alejando de nosotros, lo que es lo mismo que decir que el universo se está expandiendo. Si el universo se expande, en el pasado todo estaba más cerca, y en un pasado muy lejano, todo debería concentrarse en un lugar, un punto, el Big Bang. (Ojo!, es fácil llegar a esta conclusión, pero que el universo se expanda no conlleva necesariamente un Big Bang. Por ejemplo, en el modelo del Estado Estacionario el universo se expande y no hay Big Bang).
La gran explosión data de unos 13.700 millones de años. El universo era una singularidad infinitamente densa que en un momento dado explotó y liberó una gran cantidad de energía y materia separando todo hasta nuestros días. 




¿Pero por qué explotó? ¿Qué significa que nuestro universo fuera un punto insignificante? Eso no se puede entender. 
La teoría del Big Bang, evidentemente es mucho más compleja y la determina muchos más factores, pero os he explicado rápidamente cómo se llegó a esa conclusión.
Si preguntas qué hubo antes del Big Bang, la ciencia se encoge de hombros. Una respuesta muy frustrante sería esta: "Es una pregunta sin sentido. Con el Big Bang se crearon el espacio y el tiempo, así que no había tiempo antes. Es decir, no había un antes".
Y todos sabemos que esa pregunta sí tiene sentido. 
Como dije arriba, creo que nunca podremos saber qué hay antes. Esto es lo más cerca que estamos de conocer de dónde venimos y por qué todo es como es.
Un saludo a todos, plantearse de vez en cuando cosas así no está nada mal. Hacedlo...


Nota actualizada (18/03/2014): Tres días más tarde de publicar este artículo, curiosamente salen noticias del hallazgo de la primera evidencia de la inflación cósmica, de lo que hablaré aquí más adelante.

sábado, 7 de diciembre de 2013

La estrella de Belén, ¿qué fue realmente?

Hola a todos, mis queridos lectores. He estado ausente en el blog durante un largo período de tiempo. Como siempre digo, espero no dejarlo tan abandonado más, pero el comienzo de la temporada 2013/2014 quita demasiado tiempo como para poder escribir aquí a menudo.
Aun así, aquí estoy, motivado por comentarios tan agradables  que me ayudan a escribir cada artículo. Gracias.

Sin más preámbulos, voy a contaros la historia de hoy. Por petición de un/a lector/a, además de por lo cerca que está ya la Navidad,  hoy escribo sobre la famosa estrella de Oriente o estrella de Belén, esa que guio a los Reyes Magos al nacimiento de Jesús.




Ya sabemos que la Biblia cuenta muchas historias que no son ciertas (Testigos de Jehová no, gracias), y que detrás de todas esas historias debe haber  un fundamento científico. Aquí buscamos dicho fundamento sobre la estrellita del árbol de Navidad.

Según Mateo, los Reyes Magos llegaron a Jerusalén preguntando: “¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto su estrella en Oriente y venimos a adorarlo.”
Aquí hay tres opciones. O Mateo se lo inventó para darle interés a su libro, o realmente fue un milagro en el cielo, o buscamos ciencia.

Para esa última opción, el primer paso es situar la fecha en la que aquello ocurrió para encontrar el fenómeno astronómico, y aquí la Biblia no nos echa un cable puesto que no dice nada sobre el día exacto del nacimiento de Jesús. Los historiadores han estudiado esta fecha, y después de subsanar los errores cometidos por los antiguos, se calcula que Jesús nació en una primavera entre los años 7 y 2 antes del propio Cristo, lo cual es irónico, pero bueno. Por lo que hay que estudiar el cielo de esos años para encontrar algún fenómeno astronómico.

Ahora vamos con los posibles fenómenos astronómicos ocurridos en ese intervalo de tiempo:

  • Podría haberse tratado de un meteorito, lo cual es improbable porque supuestamente la Estrella de Belén brilló durante semanas y un meteorito brilla por minutos.
  • Pudo ser también un cometa, pero también es complicado, puesto que el más espectacular es el Halley (visto la última vez en 1986) y dado que la órbita le trae cerca de la Tierra cada 76 años, debió verse en el año 11 después de Cristo, por lo que no puede ser.
  • La muerte de una estrella, nova o supernova (de la que he hablado anteriormente en el blog) podría ser otra posibilidad, pero es muy extraño que un acontecimiento tan espectacular no aparezca documentado por ninguna cultura, lo cual nos lleva a pensar que no fue eso.
  • La última y más probable explicación es la posibilidad de que los Reyes Magos fueran testigos de una conjunción planetaria, y lo curioso es que entre los años 7 y 2 antes de Cristo hubo varias conjunciones. En el año 6 a.C se produjo entre los planetas Marte, Júpiter y Saturno. En el 7, la conjunción entre Júpiter y Saturno. Sin embargo, la más brillante fue la que se produjo entre Venus y Júpiter el 12 de agosto del año 3 a.C. en la constelación de Leo. En junio del 2 a.C., volvió a ocurrir, y el 17 de ese mes, el brillo de los dos planetas fue tan intenso que los astros llegaron a confundirse. Hacia las ocho y media de la tarde, Venus y Júpiter se habían “fundido” en un único astro, por lo que esa “estrella” probablemente fue la estrella de Belén.


Conjunción planetaria

Cuando estéis montando el árbol de Navidad en casa, contad que la estrella de Belén fue realmente una conjunción entre Venus y Júpiter, y por supuesto no pongáis en la cumbre del árbol una estrella, poned dos bolas luminosas que simulen esos dos planetas.


Ojalá paséis una Feliz Navidad. Un saludo a todos de Daniel Ramos.

jueves, 29 de agosto de 2013

Mensajes interestelares: Pioneer y Voyager

Era un 2 de marzo de 1972, la primera sonda que atravesaría el cinturón de asteroides y llegara a Júpiter era lanzada. Hablo de la Pioneer 10. Casi 10 años después, se convirtió en la primera sonda en atravesar la órbita de Neptuno. Repito, casi 10 años después, en junio de 1983.
Un año después del lanzamiento de la Pioneer 10, la Pioneer 11 hacía lo propio el 5 de abril de 1973.
El objetivo de ambas sondas era llegar lejos, muy lejos, ver lo máximo posible de nuestro universo hasta que "murieran". A día de hoy, no podemos contactar ya con ninguna de las dos sondas desde la Tierra.
La Pioneer 11 la perdimos en noviembre de 1995. Ahora debe encontrarse a unos 13.000 millones de km del Sol, viajando hacia la constelación del Escudo. Si no se desvía, en 4 millones de años pasará cerca de la estrella Lambda Aquilae, a 125 años luz de la Tierra.
Con la Pioneer 10 tuvimos más contacto. El último fue recibido en enero de 2003, a 12.000 millones de km de la Tierra. Posteriormente se intentó contactar sin éxito. En este momento se dirige hacia la estrella Aldebarán, a donde llegará en 1.690.000 años.

Las Pioneer ya hicieron su trabajo, ya a nosotros de poco nos servirá, pero puede que llegue el mensaje interestelar que mandamos. Ambas sondas llevaban una placa a bordo como esta:




Fue diseñada por Carl Sagan y Frank Drake y dibujada por Linda Salzman Sagan. El objetivo era que una civilización extraterrestre se encontrara con este mensaje de la humanidad, un mensaje avisando de nuestra existencia.
En la placa aparece la sonda y dos personas delante de ella con el fin de dar proporción a las figuras. A la izquierda hay un haz de líneas. El punto es nuestro planeta y las líneas indican la dirección de los púlsares más importantes cercanos a nuestro sistema solar. Abajo hay un esquema del sistema solar, y arriba se muestra el espín de una molécula de hidrógeno, el elemento más común en el universo.


Pero este no es el único mensaje que circula por el universo en busca de un remitente.
En septiembre de 1977 se lanzaron las Voyager 1 y 2.  Pasaron por Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno.
En la actualidad, estas sondas se encuentran estudiando el ambiente del sistema solar exterior. Se han convertido en los instrumentos artificiales más lejanos jamás enviados por el hombre. En 2006, la Voyager 1 alcanzó la distancia de 15.000 millones de km del Sol. La NASA sigue recogiendo datos de las Voyager a través de la Red del Espacio Profundo (Deep Space Network). Enviando señales desde el Complejo de Comunicaciones del Espacio Profundo de Madrid, tardan a la velocidad de la luz 14 horas y 20 minutos en llegar, y otro tanto en volver (28 horas y 40 minutos en total).

Como las Pioneer, llegará un momento en el que no sabremos nada de estas sondas, ya sea por la enorme distancia que nos separa o por el agotamiento de la batería. Pero lleva un mensaje en su interior, el Disco de Oro, los "Sonidos de la Tierra" (Sound of Earth).
Sería muy difícil que una civilización extraterrestre diera con esta sonda. Las probabilidades suben al acercarnos a la estrella más cercana, pero eso no sucedería hasta dentro de 40.000 años. Carl Sagan dijo que la nave solo sería encontrada si existiera una civilización capaz de viajar por el espacio interestelar, así que este mensaje es más visto como una cápsula del tiempo en lugar de un intento de comunicación con extraterrestres. Puede que un día dentro de muchos millones de años, una civilización se encuentre con la nuestra, ya extinguida, y comprenderán que no estuvieron solos, o que al menos, antes de su civilización había otra en otro planeta, la nuestra.


¿Pero qué lleva ese disco?

El remitente del mensaje se encontraría con sonidos e imágenes que retratan la diversidad de la vida y cultura en la Tierra. El disco contiene selecciones musicales de diferentes culturas como "La Flauta Mágica" de Mozart o el Primer Movimiento de la Quinta Sinfonía de Beethoven, así como saludos orales de personas de distintos idiomas. El contendido de la grabación fue seleccionado por la NASA y por un comité presidido por Carl Sagan.
En Youtube puedes encontrar prácticamente todas las secciones del mensaje lanzado al espacio.
Aquí puedes escuchar la segunda sección, en la que saludamos a nuestros amigos extraterrestres en 55 idiomas diferentes:


Algún día, la voz humana será escuchada a millones de años luz...

sábado, 24 de agosto de 2013

Ecuación de Drake

En 1961, Frank Drake concibió la ecuación que lleva su nombre y de la que el mítico Carl Sagan era defensor como lo mostraba en su serie Cosmos. Se trata de una ecuación que trata de obtener el número de civilizaciones inteligentes que podemos detectar. Su expresión es esta:


En la que:
  • N es el número de civilizaciones inteligentes detectables.
  • R es el número de estrellas formadas cada año.
  • fp es el porcentaje de dichas estrellas con planetas.
  • ne es el número promedio de planetas que tiene cada estrella.
  • fes el porcentaje de planetas en el que sería factible la vida.
  • fi es el porcentaje de planetas en el que la vida habría llegado a ser inteligente.
  • fc es el porcentaje de especies inteligentes capaces de desarrollar la tecnología necesaria para poder ser detectados en el espacio.
  • L es el tiempo promedio durante el que una civilización inteligente puede existir.

Aquí entra la subjetividad de la ecuación. Drake le asignó unos valores a cada variable, pero fue quizás muy optimista según estudios posteriores. Esos valores son:

  • R = 10 estrellas formadas cada año.
  • fp = 50% de planetas con estrellas. (50% = 0'5)
  • ne = 2 planetas de media en dichas estrellas.
  • fl = 100% de planetas con vida dentro de la zona habitable. (100% = 1)
  • fi = 1% de vida inteligente en dichos planetas. (1% = 0'01)
  • fc = 1% de esa vida inteligente con una tecnología capaz de ser detectada por nosotros. (1% = 0'01)
  • L = 10.000 años de media durante los cuales puede existir una especie inteligente.
Con estos datos para cada variable, ya podemos calcular el número de civilizaciones detectables.

N = 10 · 0'5 · 2 · 1 · 0'01 · 0'01 · 10.000 = 10
N = 10 posibles civilizaciones detectables.

Esta ecuación tiene defensores, pero también muchos detractores. Es una ecuación demasiado subjetiva para seguirla al pie de la letra. Con estudios más recientes, encontramos que los datos escogidos por Drake, evidentemente no son correctos, y en algunos casos muy dispares.

Por ejemplo: 
  • R: Según los últimos datos de la NASA, no se forman 10 estrellas cada año sino 7, pero de esas 7 solo 1'379 son verdaderamente aptas.
  • fp:  En vez de una de cada dos estrellas, el Observatorio Europeo Austral argumenta que aproximadamente una de cada tres estrellas podrían contener planetas.
  • ne: aquí hay gran discrepancia. Hoy día se estima que en vez de dos planetas orbitando en la zona habitable, son uno de cada doscientos, es decir, el dato sería 0'005.
  • fl : Se estimó que 13 de cada 100 planetas de más de 1.000 millones de años en la ecosfera pueden desarrollar vida. No se cuenta con planetas de menor de esa edad.
  • fi: Han tenido que pasar 3.700 millones de años para que apareciese desde la vida unicelular la vida inteligente. Ese 1% invita a ser optimistas.
  • L: La expectativa de vida de una civilización inteligente y comunicativa fue de 420 años en promedio, (Michael Shermer). Según la Teoría de Olduvai el tiempo de vida de la actual civilización industrial serán de 100 años (1930-2030).

Por lo tanto, sacamos la conclusión de que estos datos puede ser muy diferentes. Por ejemplo, Michael Shermer con sus estimaciones obtuvo 0'00000001462162 posibles civilizaciones detectadas al año, es decir, una civilización detectada cada 70.342.300 años en la Vía Láctea.

Dado el enorme desconocimiento sobre el dato real de las variables, se hace absurdo tratar de obtener un resultado. Distintos científicos dan resultados que abarcan desde una civilización hasta 10 millones. Otros afirman que esta ecuación está inacabada, faltando otros parámetros que hay que tener en cuenta.

Aquí en este vídeo, Carl Sagan es también optimista y obtiene el mismo resultado que escribí arriba:


Esta ecuación nos sirve poco más que para "jugar" un rato a creer que no estamos solos. Desde luego, el universo es lo suficientemente grande para que haya civilizaciones inteligentes transmitiendo señales (con los actuales datos sobre el número de estrellas en el universo obtenemos 4975 civilizaciones emitiendo señales de radio cada año por todo el universo) , otra historia es que nosotros no la detectemos.

Si tuviéramos que apostar, todos deberíamos apostar a que existen civilizaciones incluso más avanzadas que la nuestra en las profundidades del espacio.

Ojalá algún día entremos en contacto con otra civilización, aunque visto lo visto se antoja complicado que nosotros seamos testigos...

viernes, 23 de agosto de 2013

Betelgeuse, ¿la próxima supernova?

Podríamos tener la suerte de ser testigos de la explosión de una supernova, un evento muy puntual en la historia.
¿Que qué es una supernova? Pues ya deberías saberlo... Es broma, si no lo sabes yo te lo explico.

Las estrellas nacen y mueren como nosotros, pero evidentemente a otra escala, es decir, viven muchísimo más. Esa duración depende de su masa; el Sol, por ejemplo vive unos 10.000 millones de años, mientras que una estrella más masiva como puede ser Betelgeuse, vive "apenas" 10 millones. A mayor masa, menor vida, puesto que las reacciones químicas en el núcleo de la estrella son mayores. El hidrógeno se acabará antes, por lo que la etapa de "inflación" de la estrella también sucederá antes. Muy brevemente: la estrella consume hidrógeno, cuando éste se acaba consume helio, y así va haciendo con todos los elementos. La estrella va creciendo hasta convertirse en una gigante roja. 

Evolución estelar


A partir de esa situación, hay dos posibles finales definidos por el tamaño inicial de la estrella. Si la estrella es como nuestro Sol, se desprenderá de sus capas externas formando una estrella muy densa del tamaño de un planeta (enana blanca), para posteriormente convertirse en una enana negra. Si hablamos de una estrella más masiva que el Sol, las capas externas serán arrojadas con mayor fuerza, formándose esa supernova de la que hablo. Estas estrellas normalmente colapsan a un tamaño muy compacto formando una estrella de neutrones, o en el caso de que la estrella sea supermasiva, se podría formar un agujero negro.

Las supernovas dejan como restos, nubes de polvo y gas, y un bonito espectáculo en el cielo. Se dice que somos "polvo de estrellas" porque a partir de las nebulosas formadas se pueden crear nuevas estrellas y sistemas planetarios como el nuestro.

Las supernovas aparecen en el cielo cada 400-500 años aproximadamente. La última data del 4 de octubre de 1604, y la más famosa es la del 4 de julio de 1054, que formó la Nebulosa del Cangrejo (que se puede ver en la sección de imágenes de este blog).

SN 1604, supernova de 1604


Puede que tengamos la suerte de haber nacido en esta época, porque hace 409 años desde la última vez que se vio una supernova, y la estrella de la que antes hablé, Betelgeuse, puede ser la elegida.
Betelgeuse es una de las estrellas más brillantes de la famosa constelación de Orión, que podemos ver todos los inviernos en el hemisferio norte y veranos en el sur. Su masa es 20 veces la del Sol y se encuentra a unos 650 años luz, por lo que si tenemos la suerte de ver esa supernova, esa estrella ya ha debido de morir, no existe, estamos viendo una mentira cuando miramos el cielo.

Si la luz de esa explosión recorre esos 650 años luz aproximadamente (si la explosión ocurrió hace 650 años) la veremos este año, pero eso es mucho decir. No sabemos cuándo puede ocurrir.
Algunos afirman que esto ocurrirá en algún punto de los próximos 1.000 años. Otros dicen que no, que vivirá 10.000 años más.

Nebulosa del Cangrejo, supernova de 1054.


Lo único que sabemos es que cuando ocurra no vamos a quedar indiferentes ante eso. Tampoco podemos estar seguros de que tal explosión no nos afecte aquí en la Tierra, pues la distancia está en el límite de seguridad. En el momento de la explosión, la supernova tendría la misma luminosidad que la Luna en cuarto creciente, pudiendo observarse también de día...

Constelación Orión


En fin, puede que tengamos la suerte de ver cómo el hombro de Orión se convierte en nebulosa, ojalá sea así. 
De ilusiones se vive...



lunes, 19 de agosto de 2013

La cara oculta de la Luna


La cara oculta de la Luna nunca se puede ver desde la Tierra. Esto es debido a que la Luna tarda el mismo tiempo en rotar sobre sí misma que en torno a la Tierra.

Se observa claramente una superficie mucho mayor accidentada que la cara visible.

viernes, 16 de agosto de 2013

El final del universo

Hoy hablo del final, y precisamente no del final de este blog, aunque parezca que de algún modo se fuera a acabar. No, espero retomarlo durante este curso de nuevo.

Pues bien, voy a lo que voy. 
El destino final del universo está determinado por la densidad del mismo, aunque también entran en juego la materia oscura, masa, gravedad...
Sabemos que el universo continúa expandiéndose, pero esta expansión, ¿tendrá un final?, ¿se producirá un encogimiento?, ¿qué ocurrirá?...
Las principales teorías sobre la muerte del universo os la explico brevemente aquí (en otras entradas hablaré más profundamente sobre cada una de ellas).

Big Freeze
También conocida como "muerte térmica del universo" o "Big Whisperer". Este es el escenario más probable según la situación actual del universo, es decir, si continúa la expansión. Es una teoría "fácil" de explicar. El universo continuaría su expansión, con lo cual continuaría disminuyendo la temperatura, hasta llegar a una temperatura demasiado baja para albergar cualquier tipo de vida.


Big Rip
Esta es mi favorita. El cumplimiento de esta teoría depende de la cantidad de energía oscura en el universo. Si éste contiene la suficiente cantidad de energía oscura, toda la materia del universo acabaría desgarrándose, desintegrándose. Me explico. El universo continuaría su expansión, las galaxias se alejarían unas de otras, a 1000 millones de años del final. La gravedad sería demasiado débil (porque a menor materia y mayor distancia, menor gravedad) para mantener integrada cada galaxia, y 60 millones de años antes del fin, sólo habría estrellas aisladas. Toda materia quedaría reducida a átomos, y finalmente éstos serían destruidos (del mismo modo que se separaban galaxias y estrellas, llegarían a separarse átomos, y éstos en partículas subatómicas, y luego... bueno, llegaría un momento en que no hubiera nada para separarse). No habría materia, y quedaría un universo muerto compuesto únicamente de radiación.


Big Crunch
Esta teoría viene a ser una involución del universo. Sucedería si la densidad media del universo fuera suficiente para parar su expansión, y a partir de ahí, se produciría su encogimiento hasta llegar a un punto de densidad infinita, de donde se supone que venimos. Esto nos hace pensar en un universo oscilante, universos finitos que comienzan con el Big Bang y acaban con el Big Crunch.

Big Bounce
El "gran rebote" sería lo explicado antes. Se trataría del ciclo de universos finitos, ciclos comenzados con el Big Bang y acabados con el Big Crunch. Podríamos estar viviendo en el primer universo, en el 1.000, 1.000.000 o cualquier número.



Intentado explicar de la forma más sencilla posible, estos son los posibles finales de nuestro universo. Lo único que sabemos a ciencia cierta es que no podremos librarnos de ninguno de ellos, pero tranquilidad, porque de nada se va a enterar la raza humana...

lunes, 18 de junio de 2012

Ver la ISS en directo online

Hola a todos. ¿Sabíais que podéis ver la Estación Espacial Internacional (ISS) en directo? Pues sí, y las 24 horas del día. La NASA tiene un canal online en el que podemos ver en tiempo real cuales son las tareas y experimentos que hacen los astronautas desde allí arriba. Aunque quizás lo más espectacular sea la cámara exterior que conectan a veces para darnos planos increíbles de nuestro propio planeta.
En fin, no hay mucho más que decir, simplemente dadle al play, es muy interesante.

sábado, 16 de junio de 2012

La galaxia más antigua del Universo


Dos telescopios japoneses cazan una galaxia a 12.900 millones de años luz de la Tierra, la más lejana descubierta jamás.

Ver una galaxia que se encuentra a 12.900 millones de años luz de la tierra, es prácticamente ver el origen del Universo. SXDF-NB1006-2, ese es el nombre (muy fácil de recordar, por cierto) de la galaxia captada por los telescopios Subaru y Keck.
Se formó unos pocos miles de años tras el Big Bang, por lo que debe ser una de las primeras galaxias de la historia de nuestro Universo.

Los astrónomos pretenden que el estudio de SXDF-NB1006-2 y otros objetos lejanos ayuden a reconstruir lo que ocurrió en los comienzos de los tiempos.

Para llevar a cabo esta tarea, también tienen en la Universidad de Arizona “cazada” otra galaxia que podría encontrarse a 13.000 millones de años luz, aunque no está confirmado. Lo mismo ocurre con el telescopio espacial Hubble, con el anuncio de una galaxia que podría estar a 13.200 años luz.

La galaxia más antigua del Universo señalada con la flecha.

Resulta fascinante encontrar noticias como estas. Solo piensa una cosa: “¿de verdad puede concebir el ser humano la brutal distancia de 13.000 millones de años luz?”. Piensa: “la luz ha tardado (a la velocidad de 300.000 km/s) 13.000 millones de años luz en llegar a nosotros...”
Es realmente fascinante.


Imagen del espacio profundo. ¿De verdad podemos entender las inmensas distancias a las que se encuentras estas galaxias? Yo creo que no.


martes, 12 de junio de 2012

Manchas solares

Los astrónomos chinos ya las observaron hace centenares de años. También aparecen citadas en numerosos textos de investigadores de todos los países, desde la Grecia clásica a la Rusia del siglo XIV. Para que una mancha sea visible a simple vista, tiene que medir al menos 40.000 o 45.000 km de diámetro, y esto sucede una media de varias veces cada 11 años, aproximadamente.



Las manchas son fenómenos fotosféricos: zonas del disco solar que aparecen oscuras por ser menos calientes que las zonas circundantes. El gas de la mancha suele tener temperaturas de unos 4.000 K, frente a los 5.500 K del gas que la rodea. La mancha aparece oscura por contraste con la luminosa fotosfera circundante. En realidad, hasta la sombra de una mancha, es decir, su parte central más oscura, si estuviera aislada en el cielo nocturno brillaría más que la Luna llena.



Durante mucho tiempo se creyó que las manchas tenían forma de embudo, a causa del efecto Wilson: si una mancha circular con penumbra concéntrica a la sombra se acerca al borde del disco solar, se observa que la parte de la sombra más cercana al centro del disco mengua mucho más rápidamente respecto a la parte opuesta. Pero los análisis espectroscópicos y las imágenes por satélite han demostrado que se trata de un efecto óptico: las manchas tienden a tener una estructura bidimensional.


En la actualidad, después de muchos años de observaciones, los científicos han llegado a la conclusión de que las manchas solares siguen ciclos de once años , a lo largo de los cuales la cantidad de manchas solares pasa de un mínimo a un máximo.



En estos momentos nos encontramos en el ciclo 24º de manchas solares desde que se comenzaran a contar en el siglo XVII, y comenzó el 4 de enero de 2008, apareciendo una mancha solar con polaridad invertida en el disco del Sol, lo cual indicaba el inicio de ese ciclo solar, que terminará en 2018.

lunes, 11 de junio de 2012

Las constelaciones de verano

Hola a todos. Ya ha llegado el verano, sin duda la estación en la que más miramos al cielo.
Es muy típico sentarte alguna noche al aire libre y ponerte a mirar las estrellas y a hacerte reflexiones filosóficas del tipo "¿habrá vida allí lejos?" o "hay que ver lo insignificantes que somos en el universo..."
Por eso, creo que es interesante conocer algo de las constelaciones de verano, las que observamos en estas calurosas noches mientras pensamos en nuestras cosas.

Lira
Comienzo por una constelación de la cual ya hablé aquí. Lira, con forma de paralelogramo, es fácilmente identificable en el cenit gracias a su brillantísima estrella Vega, la más brillante del cielo estival y una de las estrellas que conforman el llamado "triángulo de verano". La constelación es llamada Lira porque los astrónomos griegos veían allí una lira, sin embargo, las civilizaciones antiguas de Oriente Medio veían un buitre...
Constelación Lira, con su estrella principal Vega destacada
Otro plano de esta famosísima constelación

Cisne
Es otra constelación que llama la atención por su gran facilidad para ser localizada (grande y con estrellas muy brillantes). Estas estrellas que conforman su constelación, forman una gran cruz, en la cual la estrella Deneb, en la cumbre de esa cruz, es la más brillante de la constelación. Deneb marca otro vértice en el "triángulo de verano" (ya tenemos Vega y Deneb como vértices). La mitología griega cuenta que Zeus se disfrazó allí de cisne para seducir a Leda.

Cruz que caracteriza la constelación del Cisne

Águila
Situada cerca de las constelaciones de Lira y el Cisne, podemos identificarla gracias a su brillante estrella Altair, que conforma junto a Vega y Deneb el "triángulo de verano". Digo que es fácilmente identificable por su estrella Altair, pero difícilmente podremos identificar la forma de la constelación, pues las demás estrellas son notablemente de magnitud mayor, o lo que es lo mismo, menos luminosas.

Constelación "Aquila", con su gran estrella Altair

Escorpio

Si dirigimos la mirada hacia el sur nos encontramos con una constelación que al menos a mí me llama la atención por su forma. Compuesta por una serie de estrellas brillantes, las cuales forman unas líneas que perfilan con un parecido enorme la silueta de un escorpión. Su estrella más brillante es Antares, una supergigante roja.
En la mitología, el Escorpión se relaciona con Orión. La venganza de Júpiter contra Orión, hace enviarle al escorpión para morderle y aniquilarle. No obstante, nunca coinciden en el cielo las dos constelaciones, cuando Escorpio aparece por el este, Orión desaparece por el oeste y viceversa. Dice la leyenda que la persecución es eterna. Por ello, Escorpio es una constelación de verano y Orión de invierno.

Sorprendente figura la que forman las estrellas de Escorpio
Sagitario
¿A qué se parece sagitario? Me recuerda a una especie de estrella o pentágono, en cualquier caso un polígono. También mirando hacia el sur y con esa característica y casi perfecta forma, se hace fácil de identificar. Además, se encuentra cerquísima de la constelación mencionada anteriormente. No tiene ninguna estrella que destaque sobre las demás, pero todas son lo suficientemente brillantes para observarlas en un cielo con contaminación lumínica.
Es una constelación muy frecuentada por los aficionados a la astronomía por su gran cantidad de cúmulos estelares y nebulosas.
Sagitario es la imagen del centauro Quirón, un ser que se distinguía de los demás por su sabiduría y conocimientos.
Polígono que forma la estrellas en Sagitario.
Nadie se imaginaría al centauro Quirón ahí...


Osa mayor, osa menor, dragón, cefeo, casiopea...
No podemos olvidarnos de las que podemos ver cualquier día del año, las osas, el enorme dragón, cefeo con su forma de casa o la "W" de casiopea.


Son noches para observar las maravillas del firmamento, la historia que esconde cada una de las figuras de la bóveda celeste...



sábado, 26 de noviembre de 2011

¿Por qué las estrellas "parpadean"?

Buenas a todos y gracias por leerme, no deja de sorprenderme la cantidad de visitas diarias que me llegan.

Se me vino una idea a la cabeza sobre qué escribir, algo que estoy seguro se preguntan muchísimas personas cuando tuercen sus cuellos al firmamento.
La pregunta, “Daniel, fíjate en esa estrella como parpadea… ¿Eso por qué será?”


Ahí va la pequeña contestación a la mítica pregunta.

Este misterio de la vida se puede resumir con una palabra, “atmósfera”. La luz que emiten las estrellas debe atravesar varios kilómetros de nuestra atmósfera antes de que nos llegue su luz (es evidente). La clave está en que la atmósfera no es una mezcla de gases homogénea, sino que está formada por capas entre las que se forman continuas corrientes y remolinos. Si además le añadimos que estas capas están en movimiento podemos afirmar que la luz se desvía en su curso hasta nuestros ojos, como una especie de interferencia, y por ello nos da la sensación de parpadeo.

Pero seguro han oído que a los planetas no les ocurre este fenómeno, ¿por qué?

Pues bien, las estrellas están situadas a distancias inimaginables, nos llega de ellas una mínima cantidad de fotones de luz lo que provoca que una pequeña turbulencia afecte en mayor medida el curso de dicha luz, algo que no ocurre con los planetas.
Simplificando, la distancia es la que provoca la diferencia de parpadeo o no en estrellas y planetas.

Así, cuando mires el cielo con alguien o ni con siquiera mirarlo, puedes hacerte el listillo/a y decir con seguridad “mira, ahí tienes Júpiter”. Y te preguntará: “¿y cómo lo sabes?” Le dirás que porque las estrellas “parpadean” y los planetas no. Normalmente ahí acaba la conversación, pero si siguiese preguntando te diría ahora: “¿Y porqué las estrellas parpadean y los planetas no?” Entonces le cuentas el rollo que te he escrito ahí arriba y tranquilo/a que no te preguntará más…

viernes, 24 de junio de 2011

Estrella Vega, constelación Lira

Ahora que ha llegado el verano, con las buenas temperaturas y las vacaciones, es el mejor momento de ponerse a mirar el cielo, solo o acompañado, con la finalidad de observar cuerpos celestes, o simplemente por mirar.

¿Y sabéis de qué estrella tenía ganas de hablar? De la estrella Vega.

Vega, una estrella brillante en el cielo veraniego, con magnitud 0.03 (cuanto menor es la magnitud, mayor brillo tiene) y relativamente cerca, a 25 años luz. Es la quinta estrella más brillante del cielo nocturno y fue la primera estrella en ser fotografiada en el observatorio de Harvard durante la noche del 16 al 17 de julio de 1850.

Cuando llega la noche, sea la hora que sea, encontramos esta estrella justo encima de nuestras cabezas, rozando el cénit, acompañada de las cuatro estrellas, que juntas, forman la constelación Lira.


Vega llegó a ser catalogada como la estrella más importante en el cielo después del Sol, y fue “estrella polar”, es decir, esta estrella marcó el polo norte en el 12.000 a.C, al igual que hoy lo hace la estrella que llamamos estrella Polar. En un futuro volverá a marcar el norte.

Sin duda, en una noche en la que simplemente levantes la vista al cielo, Vega te llamará la atención, sepas o no de qué estrella se trata.


Esa es la estrella Vega, constelación Lira…

sábado, 2 de abril de 2011

La galaxia sin estrellas

Parece una broma, pero no lo es. Existe una galaxia sin estrellas bautizada con el nombre VIRGOHI21 a 50 millones de años luz de nosotros. Hace unos 5 años, astrónomos de la universidad de Cardiff (Gales), anunciaron el descubrimiento de este extraño cuerpo celeste.

La galaxia está compuesta por hidrógeno y otros materiales clave para la creación de estrellas, pero sorprendetemente no tiene ninguna. Al carecer de éstas, solo es posible detectar esta galaxia por medio de los radiotelescopios, ya que no nos llega luz alguna.
Por lo general, las galaxias son vastas islas cósmicas de estrellas, como nuestra Vía Láctea, que posee alrededor de 100.000 millones, entre ellas, el Sol. La galaxia VIRGOHI21 tiene todos los elementos para fabricar estrellas... pero no tiene ninguna.
Hasta ahora se habían observado algunos cuerpos celestes similares, aunque más tarde se descubrió que contenían estrellas o remanentes de la colisión de dos galaxias. Sin embargo, cinco años después de su descubrimiento, seguimos sin encontrar estrellas.



Tras muchos estudios, los astrónomos descubren que VIRGOHI21 tiene una masa total miles de veces mayor que la de su contenido de hidrógeno. Entonces, ¿qué es lo que aporta esa masa brutal? La materia oscura. La materia oscura es quizás el mayor interrogante sobre el universo en la actualidad, y esta galaxia nos puede ayudar a saber más de esa desconocida.

"El universo posee una gran cantidad de secretos, pero esto demuestra que estamos empezando a entender cómo observarlo de forma correcta", señaló Jon Davies, del equipo de Cardiff.
"Es un descubrimiento excitante", concluyó.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Curso de Astronomía Online

“Bicheando” como dicen algunos por Internet, encontré este cursito de astronomía en la página "El cielo del mes", para el que quiera convertirse un “freaks” de esto.
Pues nada, aquí acaba la entrada más corta de este blog...
Ahí va el enlace al cursito:
Hala, a estudiar...

jueves, 19 de agosto de 2010

Neptuno

Después de la exclusión de Plutón del Sistema Solar, Neptuno es el último planeta. Es invisible a simple vista y se parece a Urano hasta en los hermosos colores característicos de su atmósfera nubosa, debidos a la presencia de metano.
Tiene características muy distintas a las del resto de los planetas exteriores. Por la geometría de las órbitas de Neptuno y Plutón, a veces Neptuno está más alejado del Sol que Plutón. Fue lo que sucedió en 1979-1999, pero habitualmente Plutón es el “planeta” más alejado y alcanza una distancia máxima del Sol, que es casi 1,5 veces el máximo alejamiento por Neptuno.

La presencia de un octavo planeta ya había sido prevista por Adams y Le Verrier, quienes observaron algunas irregularidades en el movimiento orbital de Urano justificables por la acción gravitatoria de un cuerpo exterior de grandes dimensiones. Pero Neptuno estaba al límite de las posibilidades de observación de los instrumentos de la época y su descubrimiento, realizado por los astrónomos del observatorio de Berlín el 23 de diciembre de 1846, fue el mayor resultado astronómico del siglo XIX.

Si en aquella época apareció como un disco pequeño azulado verdoso, ahora sabemos que no es en absoluto pequeño: en dimensiones sigue a Júpiter, Saturno y Urano. Eso fue prácticamente todo lo que sabía sobre Neptuno hasta 1989, año en que llegó la sonda Voyager 2 y que cambió el modo de pensar sobre este planeta. En las fotografías, Neptuno aparece como un hermoso planeta azul con matices, manchas y tenues estrías blancas. En su superficie se observaba una mancha oscura tan grande como la Tierra: como en el caso de la gran mancha roja de Júpiter, se trataba de una tormenta en condiciones estacionarias que, más tarde, desapareció, como demuestran las recientes imágenes del Hubble. Dado que la Voyager 2 pasó a gran velocidad y durante muy poco tiempo junto al planeta, se recogieron informaciones ulteriores sobre Neptuno mediante telescopios más potentes desde la Tierra y desde el Hubble.

Aunque el nombre de Neptuno recuerda al del dios del mar y su aspecto blanco-azulado recuerda el color del agua, no significa que el planeta esté cubierto de océanos. Al igual que en Urano, el color de la atmósfera (formada principalmente por hidrógeno y helio) se debe a un pequeño porcentaje de metano. Como en el resto de planetas exteriores, la atmósfera impide ver la superficie helada de Neptuno, barrida por torbellinos, tormentas y vientos que soplan paralelos al ecuador a 2.000 km/h –los vientos de Neptuno son los más rápidos del Sistema Solar-. La temperatura media se sitúa alrededor de -200ºC y, como en el resto de los planetas exteriores, Neptuno también emite más energía de la que recibe.

Como Urano, posee un campo magnético más débil que el terrestre y un sistema de cuatro anillos por partículas de hielo de agua con dimensiones que oscilan entre la millonésima de milímetro y unos anillos de Neptuno no tienen una densidad uniforme: en algunas zonas es muy alta, mientras que en otras la materia se ratifica.

En la actualidad se conocen ocho satélites de Neptuno, todos de dimensiones muy inferiores a las de la Luna. Los mayores son Proteo, el cuerpo más oscuro del Sistema Solar (sólo refleja el 6% de la luz solar); Nereida, con una trayectoria muy elíptica e inclinada respecto al plano ecuatorial de Neptuno, y Tritón, el más pesado, que rota en sentido inverso. En particular, Tritón presenta dimensiones similares a la Luna y suscita el interés de los planetólogos por algunos géiseres de nitrógeno gaseoso que han sido fotografiados y que alcanzan muchos kilómetros de altura. Además, goza de una atmósfera propia, probablemente contiene un 25% de agua y tiene una estructura rocosa. La superficie, a temperaturas bajísimas –similares a las de Plutón (unos 34,5 K)- está presumiblemente cubierta por metano, anhídrido carbónico y nitrógeno congelado.

miércoles, 4 de agosto de 2010

La Vía Láctea y otras galaxias

Parecerá imposible, pero aunque las estrellas estén separadas años luz siguen en contacto, y no sólo eso, sino que están unidas entre sí por fuerzas gravitatorias que las arrastran en un movimiento rapidísimo y las agrupan en sistemas enormes, llamados galaxias. También el Sol, junto con otras estrellas, forma una galaxia, nuestra galaxia. En la antigüedad fue bautizada como Vía Láctea sin saber qué era, simplemente porque se veía en el cielo nocturno una franja de luz. Hoy sabemos que es el plano sobre el que se hallan la mayoría de las estrellas, las nebulosas y el polvo que giran alrededor del centro galáctico. Y como millones de de galaxias más, la nuestra también tiene una estructura que cada día conocemos mejor mediante la observación de otras galaxias y el desarrollo de nuevos métodos de análisis.

La cinemática estelar estudia este movimiento gracias a las aplicaciones de la espectroscopia. La Galaxia gira sobre sí misma a una velocidad radial de 220 km/s y realiza un giro completo en unos años. Como en las demás galaxias también nuestra rotación es diferencial: las estrellas cercanas al centro, que se mueven como un cuerpo sólido, rotan a mayor velocidad que las alejadas, presumiblemente siguiendo las leyes de Kepler. Pero hay más tipos de movimientos. Por ejemplo, el Sol se desplaza con su propio movimiento en dirección a la μ de Hércules, y este movimiento se superpone al general galáctico. Y como el Sol, el resto de los objetos de la Galaxia efectúa movimientos independientes: estrellas, nebulosas, cúmulos abiertos y cúmulos globulares.

A pesar de ver visible desde cualquier lugar de la Tierra, hasta que Galileo Galilei la observó con su telescopio nadie se había dado cuenta de que esa luminosidad difusa en realidad era la suma de millones de estrellas pequeñísimas.

William Herschel fue el primero en dar “cuerpo” a la Galaxia, pues al intentar comprender qué lugar ocupaba el Sol entre las estrellas realizó un mapa bidimensional del cielo que indicaba con claridad que las estrellas se distribuían de forma aplanada y que entre ellas también se hallaba el Sol. Sólo desde finales de los años veinte del siglo pasado se sabe con precisión que las estrellas de nuestro sistema suman miles de millones (entre 200.000 y 300.000), que el centro de la Galaxia se halla a unos 30.000 a.l del Sol en dirección a Sagitario y que esta presenta una estructura espiral en la que pueden distinguirse zonas menos pobladas de estrellas y zonas en las que se concentran las estrellas.

Se ha empezado a hablar de brazos de la espiral; de núcleo de la Galaxia, que se halla en la zona en la que nacen todos los brazos; de halo galáctico de forma esférica, que envuelve el disco de la Galaxia con estrellas muy antiguas y cúmulos globulares. El Sol está en posición periférica, y nosotros observamos la Galaxia desde su interior y la vemos proyectada en la esfera celeste.

Las observaciones de las galaxias en el espacio exterior a nuestro sistema estelar confirmar lo que se ha reconstruido sobre la Vía Láctea y validan la afirmación de que está en movimiento.

Ya en la antigüedad se establecieron numerosas hipótesis de qué sería esa franja de luz difusa en el cielo salpicada de estrellas: para los griegos era la leche que esparcía Era, madre de los dioses, y Galaxia, o mejor galàxias kùklos (círculo lácteo) fue el nombre que le dieron, y del que deriva Vía Láctea. En cambio, los chinos creyeron que se trataba de un Río Celeste, y así lo llamaron; en él nadaban miles de peces-estrella que, confundiendo la Luna creciente con un anzuelo, picaban, ascendían y desaparecían a medida que la Luna avanzaba. Pero las interpretaciones no acaban ahí. Los habitantes de Siberia, convencidos de que el cielo se había partido en dos en el pasado, pensaban que esa banda de luz era la soldadura que mantenía unidos los dos hemisferios.