Como un visitante más, aparecí aquí para ver si algo nuevo hubiera podido aparecer, como si no fuera yo el que hizo este blog.
En un ejercicio de nostalgia y recapitulación de mi vida, llegué aquí para entender por qué llegué "ahí". De hecho, me encontré con algo nuevo que hizo que algo pequeño muriera dentro de mí.
Me refiero a esos comentarios de aliento y alegría de aquella desconocida lectora, la mejor que tuve y tendré.
Navegando por las pestañas de Blogger me topé con muchos comentarios de esa lectora que hacía que sintiera que lo que yo hacía era incluso especial, como si no fuera más que otro blog de astronomía. Y todos esos comentarios, sin respuesta. No sé en qué momento dejé de recibir notificaciones de comentarios, pero debí dejar de hacerlo, porque hasta el día de hoy no me percaté de todos ellos. Lo lamento, porque, si bien es cierto que los que me rodean podrán decir sobre mi persona que "ese va a su bola" o "es muy independiente" o "es distante" o "es muy privado" (y no les falta razón), también es cierto que se me caracteriza por ser atento con todo aquel que ha tenido un gesto amable conmigo, y esa lectora los tuvo, y muchos.
A pesar de no leer esos comentarios hasta el día de hoy, yo sí recordaba especialmente a aquella visitante y me preguntaba qué habría sido de ella. Puesto que su último comentario fue en 2018, tal y como aparece en la entrada del blog "¿Por qué...?", entiendo que nunca leyó la entrada que escribí en 2019. Ni leerá esto, pero allá donde esté, espero que esté bien y lamento haber abandonado demasiado por aquellos años (2016-2018) el blog, tanto que ni siquiera fuera consciente de que alguien estaba comentando en esas entradas.
Hoy, no es que me sienta viejo, pero la edad me ha llevado a pensar que cada uno se preocupa por su vida y que no tiene ningún sentido publicar en internet qué es de ti, la nueva canción que compuse o la entrada de blog que quería escribir para que solo un puñado de personas al año la leyeran. Aun así, aquí vengo de vez en cuando para recordar viejos tiempos y, por qué no, escribir una nueva entrada.
Un abrazo a todos, hasta pronto.
Cuerpos Celestes
Por Daniel Ramos
viernes, 15 de noviembre de 2024
La última visitante
sábado, 1 de junio de 2019
Adiós a las bengalas Iridium
Qué gran día hace para escribir una entrada de blog, ¿verdad?. Así, como si fuera ayer la última vez que escribí aquí y no hiciera tres años y medio.
La verdad, me sorprende la poca cantidad de información que existe en español sobre las "bengalas" Iridium. Parece que a nadie le importa, pero a mí, sí.
Hoy me siento como cuando te enteras de que alguien a quien admirabas pero perdiste la pista está muerto, pero lleva muerto varios años y tú no te has enterado hasta hoy. Pues las bengalas Iridium están muriendo progresivamente desde hace más de un año, y yo sin enterarme.
Estos días, en un (enésimo) reacercamiento a la astronomía, he recordado que una de las cosas que más me gustaba de este mundo era tener información sobre los satélites que surcaban el cielo. Me gustaba mucho leer en la web Heavens-Above qué satélites iban a pasar por mi cielo y tener una cita con ellos a la hora indicada. Y cumplían puntuales. Pero había unos satélites especiales, espectaculares. La mayoría de satélites se veían como puntos luminosos que podían ser confundidos con estrellas que se mueven, y bueno, no se podía decir que fuera algo espectacular, pero era muy bonito saber que ese punto de ahí era un satélite artificial, una cosa creada por el hombre. La Estación Espacial Internacional se ve así, aunque es más brillante que los satélites. Os recomiendo que la veáis algún día.
Pero los satélites de los que quiero hablar, no eran simples puntos luminosos en movimiento, eran destellos, de ahí el nombre de "bengalas" (Iridium flares).
Los Iridium, de los que ya hablé aquí hace casi 9 años (y cuando busco alguna información sobre ello me sale mi propio blog en los primeros resultados), son una "constelación" de satélites de telecomunicaciones. No voy a explicaros la historia de estos satélites, ya que lo mismo que os contaría lo podéis encontrar en su artículo de Wikipedia. Si solo una persona conoce ahora los satélites Iridium y le anima a informarse sobre ello gracias a esta entrada, ya me puedo dar por satisfecho.
El caso es que estos satélites tenían unos paneles que, según en qué posición les pillase, reflejaban la luz del Sol y se veían desde aquí como un destello muy brillante durante unos 10 segundos. Era corto pero intenso. La nueva generación de satélites Iridium, Iridium NEXT, está reemplazando los viejos Iridium, y la mala noticia y motivo de esta entrada es que estos nuevos satélites ya no son proclives a producir esos destellos tan característicos.
Así que esa es la triste historia. Esto me ha hecho pensar algo que quizás sea una reverenda estupidez, pero, ¿por qué no hacer satélites artificiales destinados al espectáculo? Quiero decir, satélites cuya forma y composición produzcan destellos y demás fenómenos en el cielo. Si pudieran tener una función aparte de la de atraer las miradas, perfecto, pero si no pudieran tenerla, quizás no sería tan tonta la idea, hacer un espectáculo en el cielo cada cierto tiempo, de forma gratuita. ¿Qué utilidad tendría? Bueno, como poco, habría muchísima más gente interesada en estos temas, se podría hacer un fenómeno de esto, la gente podría reunirse en el parque a esperar el satélite pasar por el cielo, en las noticias se anunciarían los pasos. ¿Habría alguna forma de amortizar el dinero gastado en crear este tipo de satélites y ponerlos en la órbita adecuada? Ni idea, ver el cielo es gratuito para todo el mundo, no se necesita entrada. Pero, como digo, si esto tuviera un gran éxito, podría ser una inversión en la humanidad. "Veamos todos juntos lo que hemos conseguido en tan poco tiempo, seamos más... conscientes de todo".
Encantado de aparecer de nuevo aquí.
La verdad, me sorprende la poca cantidad de información que existe en español sobre las "bengalas" Iridium. Parece que a nadie le importa, pero a mí, sí.
Hoy me siento como cuando te enteras de que alguien a quien admirabas pero perdiste la pista está muerto, pero lleva muerto varios años y tú no te has enterado hasta hoy. Pues las bengalas Iridium están muriendo progresivamente desde hace más de un año, y yo sin enterarme.
Estos días, en un (enésimo) reacercamiento a la astronomía, he recordado que una de las cosas que más me gustaba de este mundo era tener información sobre los satélites que surcaban el cielo. Me gustaba mucho leer en la web Heavens-Above qué satélites iban a pasar por mi cielo y tener una cita con ellos a la hora indicada. Y cumplían puntuales. Pero había unos satélites especiales, espectaculares. La mayoría de satélites se veían como puntos luminosos que podían ser confundidos con estrellas que se mueven, y bueno, no se podía decir que fuera algo espectacular, pero era muy bonito saber que ese punto de ahí era un satélite artificial, una cosa creada por el hombre. La Estación Espacial Internacional se ve así, aunque es más brillante que los satélites. Os recomiendo que la veáis algún día.
Pero los satélites de los que quiero hablar, no eran simples puntos luminosos en movimiento, eran destellos, de ahí el nombre de "bengalas" (Iridium flares).
Los Iridium, de los que ya hablé aquí hace casi 9 años (y cuando busco alguna información sobre ello me sale mi propio blog en los primeros resultados), son una "constelación" de satélites de telecomunicaciones. No voy a explicaros la historia de estos satélites, ya que lo mismo que os contaría lo podéis encontrar en su artículo de Wikipedia. Si solo una persona conoce ahora los satélites Iridium y le anima a informarse sobre ello gracias a esta entrada, ya me puedo dar por satisfecho.
El caso es que estos satélites tenían unos paneles que, según en qué posición les pillase, reflejaban la luz del Sol y se veían desde aquí como un destello muy brillante durante unos 10 segundos. Era corto pero intenso. La nueva generación de satélites Iridium, Iridium NEXT, está reemplazando los viejos Iridium, y la mala noticia y motivo de esta entrada es que estos nuevos satélites ya no son proclives a producir esos destellos tan característicos.
Así que esa es la triste historia. Esto me ha hecho pensar algo que quizás sea una reverenda estupidez, pero, ¿por qué no hacer satélites artificiales destinados al espectáculo? Quiero decir, satélites cuya forma y composición produzcan destellos y demás fenómenos en el cielo. Si pudieran tener una función aparte de la de atraer las miradas, perfecto, pero si no pudieran tenerla, quizás no sería tan tonta la idea, hacer un espectáculo en el cielo cada cierto tiempo, de forma gratuita. ¿Qué utilidad tendría? Bueno, como poco, habría muchísima más gente interesada en estos temas, se podría hacer un fenómeno de esto, la gente podría reunirse en el parque a esperar el satélite pasar por el cielo, en las noticias se anunciarían los pasos. ¿Habría alguna forma de amortizar el dinero gastado en crear este tipo de satélites y ponerlos en la órbita adecuada? Ni idea, ver el cielo es gratuito para todo el mundo, no se necesita entrada. Pero, como digo, si esto tuviera un gran éxito, podría ser una inversión en la humanidad. "Veamos todos juntos lo que hemos conseguido en tan poco tiempo, seamos más... conscientes de todo".
Encantado de aparecer de nuevo aquí.
miércoles, 30 de diciembre de 2015
¿Por qué...?
Tenía un artículo que hacer antes de que acabara este 2015 y
aquí está. Si digo algo, lo tengo que cumplir, si no me siento mal conmigo
mismo. El artículo viene a ser tres preguntas más o menos interesantes sobre la
ciencia. No quería escribir una noticia sin más, quería algo especial ya que va
a ser el primer y último artículo de 2015.
¿Por qué?
Es la pregunta por antonomasia de un científico. Los
científicos viven con esa pregunta diariamente. Para ser científico hay que ser
curioso y querer buscar el porqué de las cosas. Para hacer este artículo he
empezado a pensar en el universo y en la vida, y para cada pregunta que me
surgía, iba encontrando la respuesta en diversas páginas webs. Al final, me
queda esta mini recopilación de preguntas que me parecen interesantes y
explicadas de la forma más sencilla que sé hacer. Por supuesto, no han sido
solo tres la preguntas surgidas en mi cabeza, pero no podía hacer tampoco un
artículo que me llevara mucho tiempo.
¿Por qué no vemos el espacio repleto de estrellas?
Si nos dicen que el Universo está lleno de estrellas en
todas las direcciones, ¿no deberíamos ver estrellas llenando todo nuestro campo
visual? Pues no, aunque la afirmación es correcta. Es la paradoja de Olbers,
que “es la afirmación de que en un universo estático
e infinito el
cielo nocturno debería ser totalmente brillante sin regiones oscuras o
desprovistas de luz”.
Esta paradoja se puede resolver basándonos en dos
argumentos. El primero es que el Universo no es infinitamente viejo, tiene 15,000
millones de años y por tanto no nos ha llegado la luz de las estrellas más
lejanas. Recordamos que la velocidad de la luz es 300.000km/s. Evidentemente,
esa luz que no ha llegado a nosotros no podemos verla aún. Conforme pasara el
tiempo, mucho tiempo, se empezarían a ver puntos luminosos hasta cubrir de luz
completamente nuestro campo visual.
El otro argumento se basa en el efecto Doppler. Sabemos que
se produce un “corrimiento al rojo” cuando la luz se aleja de nosotros, y
sabemos que la luz se aleja de nosotros porque el Universo se está expandiendo.
Esta distancia que se incrementa produce que la longitud de onda de esa luz se
salga del espectro visible, al infrarrojo y más allá, con lo cual se nos hace
invisible, aunque la luz esté ahí.
Estas dos razones explican por qué no vemos luz en el
espacio en todas las direcciones aunque haya millones de estrellas en todas
ellas.
¿Por qué los planetas son esféricos?
La respuesta es concisa, debido a la gravedad. Durante la
formación de un planeta, la gravedad atrae la materia y se forma una masa que
comienza a juntarse en torno al centro de gravedad (el centro del planeta).
¿Cuál es la manera en que toda la materia esté lo más cerca posible al centro
de gravedad? Siendo una esfera. Si un planeta fuera cúbico, la materia que
estaría en los “picos” quedaría lejos del centro de gravedad, y esto no ocurre.
¿Por qué no sentimos que la Tierra gira?
Porque el movimiento se produce a velocidad constante. Si
hubieras nacido en el interior de un tren que se mueve a velocidad constante,
¿serías capaz de afirmar que eres tú el que se mueve o es el exterior?
Seguramente dirías que el exterior se está moviendo porque tú no notas ningún
movimiento en el tren (hablamos de un tren que va a velocidad constante y
consideramos que no hay baches ni irregularidades en el camino). Solo notamos
el movimiento cuando se produce una aceleración en el vehículo. Igual ocurre en
un coche, a velocidad constante no notamos nada, pero si pegamos un frenazo sí
que lo notamos. Del mismo modo, nosotros vemos que el Sol “se mueve” a lo largo
del día, pero no es así. Somos nosotros los que rotamos pero nos es imposible
sentir esa rotación, pues desde que estamos aquí, ese movimiento siempre ha
sido el mismo.
Como bien sabéis, este año ha sido nulo en cuanto al blog.
En mi vida diaria, y por fortuna, tengo física por doquier. Es muy duro también.
Para que un científico responda a una de las preguntas anteriores, por más
tonta que sea, tiene que haber estudiado mucho. Y en ese proceso estoy.
Teniendo tanta física diaria, sinceramente no busco más física en internet. Con
lo que tengo me basta. Busco hacer cosas variadas, tocar un instrumento, hacer
deporte... Ese es el motivo por el que el blog está “aparcado”. No creáis que
he dejado de interesarme por esto, todo lo contrario.
No puedo o no quiero prometer mucho de cara al año 2016. No
sé qué tiempo dedicaré a escribir aquí. Lo que sí voy a prometer es seguir
luchando diariamente, aunque no se refleje aquí ni vosotros lo veáis, por que
este blog siga “existiendo en mi vida”.
De todo corazón, feliz año 2016.
Gracias por leerme.
Daniel Ramos
lunes, 10 de noviembre de 2014
Constelación Orión
En mi caso, Orión es sinónimo de frío. ¿Son más bonitas las noches de verano o de invierno? En mis inviernos está Orión, y eso es un punto a favor para él.
Me consta que muchos me leéis desde el hemisferio sur y claro, para vosotros es justo al contrario, quizás asociais Orión con el verano. Además veis la figura invertida.
Si tuviera que elegir la constelación más bonita del cielo seguramente diría Orión, sin embargo a la constelación que más "cariño" le tengo es a Lira con su brillante estrella Vega, de la que hablé aquí hace años.
Como decía, Orión es sinónimo de invierno. Es bonito acostarse habiendo mirado un rato esta espectacular constelación. Menos bonito es levantarse a las 6:00 de la mañana y encontrarte que Orión sigue muy tranquilo por el cielo mientras tú estás "muerto" de sueño y no tienes ninguna gana de salir a la calle para "hacer las cosas que hay que hacer". Pero anima igual que anima ver la Luna al amanecer.
Sí, tenía ganas de soltar un poco de literatura...
Y después de contaros este rollo, os hablo de Orión.
Sin duda, lo que más destaca de Orión es que está formada por estrellas muy brillantes y es muy fácil de encontrar en el cielo. Además es una constelación enorme, dando sentido a la mitología griega, que dice que era un gigante. Existen varias versiones del mito de Orión.
Una de ellas cuenta que Orión había violado a Mérope, hija de Enopión, quien por ello, lo dejó ciego. A Orión se le devolvió la vista y se convirtió en cazador. Prometío aniquilar todo animal que hubiera sobre la Tierra, por lo que Gea (diosa que personifica la Tierra) se enfadó e hizo nacer un escorpión enorme que le picó y lo mató.
Otra leyenda cuenta que Orión acosaba a las Pléyades, por lo que Zeus las colocó en el cielo. Todavía Orión sigue persiguiéndolas.
En cualquier caso, este Orión no es que tuviera muy buena fama...
Sus estrellas están muy alejadas entre sí. La más cercana está a 70 millones de años luz, y la más alejada a 2.300 millones. La más brillante es Rigel, a 900 años luz y 40.000 veces más brillante que el Sol. Otra estrella es Betelgeuse, que podría ya estar muerta, y si tenemos mucha suerte podríamos ver sus "restos" en el cielo, una supernova. Además, bajo las tres estrellas del Cinturón se observa una débil mancha, la nebulosa de Orión.
Sin duda no se entiende un invierno boreal ni un verano austral sin la presencia del cazador Orión.
Me consta que muchos me leéis desde el hemisferio sur y claro, para vosotros es justo al contrario, quizás asociais Orión con el verano. Además veis la figura invertida.
Si tuviera que elegir la constelación más bonita del cielo seguramente diría Orión, sin embargo a la constelación que más "cariño" le tengo es a Lira con su brillante estrella Vega, de la que hablé aquí hace años.
Como decía, Orión es sinónimo de invierno. Es bonito acostarse habiendo mirado un rato esta espectacular constelación. Menos bonito es levantarse a las 6:00 de la mañana y encontrarte que Orión sigue muy tranquilo por el cielo mientras tú estás "muerto" de sueño y no tienes ninguna gana de salir a la calle para "hacer las cosas que hay que hacer". Pero anima igual que anima ver la Luna al amanecer.
Sí, tenía ganas de soltar un poco de literatura...
Y después de contaros este rollo, os hablo de Orión.
Sin duda, lo que más destaca de Orión es que está formada por estrellas muy brillantes y es muy fácil de encontrar en el cielo. Además es una constelación enorme, dando sentido a la mitología griega, que dice que era un gigante. Existen varias versiones del mito de Orión.
Una de ellas cuenta que Orión había violado a Mérope, hija de Enopión, quien por ello, lo dejó ciego. A Orión se le devolvió la vista y se convirtió en cazador. Prometío aniquilar todo animal que hubiera sobre la Tierra, por lo que Gea (diosa que personifica la Tierra) se enfadó e hizo nacer un escorpión enorme que le picó y lo mató.
Otra leyenda cuenta que Orión acosaba a las Pléyades, por lo que Zeus las colocó en el cielo. Todavía Orión sigue persiguiéndolas.
En cualquier caso, este Orión no es que tuviera muy buena fama...
Sus estrellas están muy alejadas entre sí. La más cercana está a 70 millones de años luz, y la más alejada a 2.300 millones. La más brillante es Rigel, a 900 años luz y 40.000 veces más brillante que el Sol. Otra estrella es Betelgeuse, que podría ya estar muerta, y si tenemos mucha suerte podríamos ver sus "restos" en el cielo, una supernova. Además, bajo las tres estrellas del Cinturón se observa una débil mancha, la nebulosa de Orión.
Sin duda no se entiende un invierno boreal ni un verano austral sin la presencia del cazador Orión.
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